Creo/estimo que/tengo la sensación de que desde hace ciertos meses más de uno se habrá hecho esta pregunta: "¿Quién es esta tía que escribe aquí con este nombre tan raro?" No se preocupen, algunos me conocen y tampoco tienen ni idea. Yo, tampoco. Sin embargo, sí sé algunas cosas sobre mí misma. Lean si tienen curiosidad:
Soy una mezcla de Belén Esteban, Tamara Falcó y Alba Molina. Una "pijipindie" made in Fuenlabrada que tan pronto puede soltarte un "déjamenpazdeunaputavezquemetieneshastaelcoño" como mi dulce boquita puede pronunciar con voz melosa de niña zalamera las palabras más educadas.
Así es mi forma de ser, ambivalente, contradictoria. Un recibo de capa con las más puras verónicas, vistosas crinolinas, inspirados delantales, efectistas largas cambiadas y originales lopecinas. Aún falta por dar la media, abelmontada y lenta. El remate final que culmine la obra aún queda por dar.
Una periodista de escasa vocación. Una historiadora frustrada que de vez en cuando se siente dominada por arrebatos pseudo-literarios. Una vulgar niña de barrio, a veces tachada de cursi. Una analfabeta que aún se emociona con Bécquer, siente a García Montero como a ningún otro, y vibra con el Alatriste de Pérez - Reverte.
Una soñadora cuya única meta es no convertirse el día de mañana en uno de esos seres que, rozando la cuarentena, se reúnen en los parques infantiles para hablar diariamente de los quebraderos de cabeza que le causa su hijo Johnny y de lo bien que se lo pasa tomando café con las amigas del aeróbic todas las mañanas.
Una ignorante que espera pasar los días sentada en su escritorio con un buen libro entre las manos y una taza de té sobre la mesa. Una gata que sólo se guía por su instinto... y así le va.
Una "juntapalabras" que no cree en Zapatero, que no cree en Rajoy, que no cree en Bakunin, ni en Marx, ni en Pablo Iglesias, ni en Sabino Arana. Una inculta que, haciendo suya la frase de "El Guerra", diría: "Después de mi naide, y después de naide José Tomás, y después de José Tomás, Morante, y después de Morante la incógnita".
Una ilusa que, a pesar de los desplantes recibidos en otros tiempos y de otras bocas, aún sigue teniendo fe en el brillo de tus ojos, en el tono grave de tu voz y en el significado de tus palabras. Una egoísta, en el fondo, que sólo piensa en sí, en su sufrimiento, en su alegría, en su placer y en su dolor.
Un patito feo que, algunos opinan, se convirtió en cisne. Una muchacha con gran sentido de la modestia, que aún no se toma en serio los piropos que alguien le pueda lanzar, pero que sonríe para sí, como toda mujer presumida, cuando alguien le dice "¡guapa!"... especialmente si eres tú.
Un ser humano, pues. Con más escoria que carbón puro. Con más contras que pros. Pero un ser humano, al fin y al cabo. Y al que no le guste que no mire. Al que no le guste... ¡¡Puerta!!
Etiquetas: Al descubierto