Enmienda a mi "perfil"
"Ayer me desnudaron en el Messenger". Así era como querías que comenzara, ¿no? Pero no, lo siento, no voy a dar pie a que la gente se lleve a engaños y piense mal. Que no, que no me bajé el tirante del sujetador tal y como pretendes que crean, bellaco.
La única lectura permisible es la cierta. Y es queo que tengo un amigo, especialista en lanzar cuchilladas a diestro y siniestro sin medir palabras, en corto y por derecho, que tiene un ojo clínico para definir(me) en cuatro palabras: "Sin tu puntillo ese de medio pasota-despistada-macarra-pija pues yo que sé, no serías Covadonga [...] Y mola, porque es difícil ser pijilla y macarra [...] Y también te noto muy responsable pero a la vez como que no quieres pasar de tercera, aunque lleves el coche revolucionao [...] Me refiero a que eso, que se te ve responsable, pero a la vez como que bueno, me reservo la mitad de las neuronas para pensar en qué peli voy a ver este finde y a mí que no me agobie nadie".
Tras estas frases que sirvieron para darme cuenta de que el señor Cuchillo me conoce mejor de lo que yo me pensaba, me retó a que escribiera un "arrumaco literario taurino", como él dice, narrando la experiencia.
Pues sí, dio en el clavo, escribiendo con ello una enmienda al perfil autodefinido hace unas semanas. Desnudándome, sí, pero el alma, que no el cuerpo. Me dejó en braguitas sin quitarme una sola prenda de vestir, me quitó la máscara que me pone la mediocridad de los días sobre el rostro, hizo que dejara de sentirme como un culo más sobre uno de los muchos/pocos (que el adverbio depende de la hora del día) asientos de los trenes que circulan por la línea C5 de Cercanías. En una palabra, Israel Cuchillo me hizo sentir especial por unos minutos.
Por eso, y también gracias a las dotes de persuasión que él mismo reconoce tener, escribo este post. Dedicado a él, periodista exigente que también carece de vocación (o eso dice); látigo, que no pluma, de personalidad marcada y talento que escapa en cada letra que escribe.
Espero que tenga mucha suerte, porque, a pesar de sus frustraciones más recientes, sigue siendo para mí un futurible periodista taurino de los pies a la cabeza.
Etiquetas: Al descubierto