lunes, agosto 11, 2008

Amargo

... un ramito de ambrosía y en el huerto de la hiel...


Era imposible. Un pase de las flores sin apenas terreno. Arena y cielo. Un golpear de pezuñas, un bufido en la cara. Ajetreo de capotes. Reflejos dorados. El equilibrio perdido y la piel desgarrada. Algo te dice que eches a correr, que lo olvides todo... O quizá ese no sea tu caso. Por eso aprietas los dientes, canalizas el dolor y sigues en pie. Roto, pero en pie. Y de nuevo, aquella tibia humedad buscando el camino más corto para salir de tu cuerpo...

Heridas abiertas más tiempo del deseado. Anestesia general, puntos de sutura, drenajes y curas. Otra vez, olor a aguja esterilizada por cada rincón del cuarto. Otra vez, observar la carne partida en espera de evolución. Otra vez, medicamentos administrados con puntualidad inglesa. Otra vez, El Greco pintando rostros con sonrisa.

Y ahora, el sabor es amargo porque antes lo fue dulce. Deseas volver a probarlo, al igual que en aquel día de junio. La gloria es adictiva. Solos tú y él entre tablas, tercio y medios. Conjunción perfecta que hace perder el sentido durante unos segundos. Breve cosmogonía cuyos ecos aún perduran por aquel tendido. Efímeros y eternos a partes iguales.



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jueves, agosto 07, 2008

Un poco más yo

Se quedó mirando la pantalla. Sin atender a ella. Vista borrosa, con los ojos puestos en un lugar imaginario. El dedo índice de la mano derecha acariciando una tecla cualquiera, escogida al azar. El ceño fruncido y un paréntesis en el minutero. El estómago en tensión, porque había dado con ello. Al menos por ahora, por un momento. Tal vez luego se olvidaría y todo sería de nuevo como siempre...

"¡Qué hijo de puta! ¿Cómo consigues hacerlo?" Su escritor favorito le sonreía desde el ordenador, sin ser consciente absolutamente de nada. Y, sin embargo, era el autor de la columna que acababa de leer. Esa que le acababa de colocar en suspenso, en un limbo pasajero. Esa que acababa de dar con un acorde desconocido o apenas intuido.

"Debe de ser eso... Ahora soy un poco más yo. Más que hace unos segundos. Algunos lo llaman 'fibra sensible', pero siento como si hubiera arrancado un pedazo más de la cáscara que todavía me cubre".

Michael Curtiz, Scorsese, Astor Piazzolla, Goya, Dulce Pontes, Paco de Lucía, Delibes, Stendhal... Algunos de los nombres con los que, a veces, esa misma sensación había aparecido anteriormente. Con él, no sabe muy bien por qué, aparecía siempre. Y seguía sonriéndole, mirándole sin poder saber qué estaba mirando. Sin saber que él sería una de las miles de personas que verían esa misma foto, que leerían ese mismo texto. Sin intuir nada de lo que ahora pensaba:

"Seguro que enamorarse tiene que ser algo parecido. Quizá ella termine de quitar estos pedazos que todavía me esconden. Mientras tanto, irán cayéndose poco a poco. Contigo y con otros tantos como tú. Escribirlo como nunca antes lo había escrito nadie... Escribirme como nunca antes me había escrito nadie. Escucharme. Escucharme como nunca antes nadie me había hecho que me escuchara. Verme. Quitarme las vendas que otros me colocan. Dar con la respuesta adecuada y errar tantas otras. Cien palos de ciego y esperar a romper la piñata".

Ya había pasado. Enfocó la vista y miró el reloj. Las manecillas retomaron su pulso. En el cuarto nada había cambiado. En el cuarto no...


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