viernes, abril 07, 2006


Destinado a destruir una mala idea.




INVENTARIO DE LUGARES PROPICIOS AL AMOR
Son pocos.
La primavera está muy prestigiada,
pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los
domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como
plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al
norte,
orillas de los ríos
,bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos
húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además,
proscriben
la caricia (con exenciones
para determinadas zonas
epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el «no tocar, peligro
de ignominia»
puede leerse en miles de miradas.
¿Adónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar
solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al
odio.

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