jueves, agosto 07, 2008

Un poco más yo

Se quedó mirando la pantalla. Sin atender a ella. Vista borrosa, con los ojos puestos en un lugar imaginario. El dedo índice de la mano derecha acariciando una tecla cualquiera, escogida al azar. El ceño fruncido y un paréntesis en el minutero. El estómago en tensión, porque había dado con ello. Al menos por ahora, por un momento. Tal vez luego se olvidaría y todo sería de nuevo como siempre...

"¡Qué hijo de puta! ¿Cómo consigues hacerlo?" Su escritor favorito le sonreía desde el ordenador, sin ser consciente absolutamente de nada. Y, sin embargo, era el autor de la columna que acababa de leer. Esa que le acababa de colocar en suspenso, en un limbo pasajero. Esa que acababa de dar con un acorde desconocido o apenas intuido.

"Debe de ser eso... Ahora soy un poco más yo. Más que hace unos segundos. Algunos lo llaman 'fibra sensible', pero siento como si hubiera arrancado un pedazo más de la cáscara que todavía me cubre".

Michael Curtiz, Scorsese, Astor Piazzolla, Goya, Dulce Pontes, Paco de Lucía, Delibes, Stendhal... Algunos de los nombres con los que, a veces, esa misma sensación había aparecido anteriormente. Con él, no sabe muy bien por qué, aparecía siempre. Y seguía sonriéndole, mirándole sin poder saber qué estaba mirando. Sin saber que él sería una de las miles de personas que verían esa misma foto, que leerían ese mismo texto. Sin intuir nada de lo que ahora pensaba:

"Seguro que enamorarse tiene que ser algo parecido. Quizá ella termine de quitar estos pedazos que todavía me esconden. Mientras tanto, irán cayéndose poco a poco. Contigo y con otros tantos como tú. Escribirlo como nunca antes lo había escrito nadie... Escribirme como nunca antes me había escrito nadie. Escucharme. Escucharme como nunca antes nadie me había hecho que me escuchara. Verme. Quitarme las vendas que otros me colocan. Dar con la respuesta adecuada y errar tantas otras. Cien palos de ciego y esperar a romper la piñata".

Ya había pasado. Enfocó la vista y miró el reloj. Las manecillas retomaron su pulso. En el cuarto nada había cambiado. En el cuarto no...


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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ole

9/8/08 10:00  
Blogger Unknown said...

Puf. Tengo la piel de gallina y no está el aire acondicionado puesto. ¿Sería mucho pedir que me pasases el enlace del artículo entero?

La hostia.

13/8/08 11:28  

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