viernes, marzo 30, 2007

Pronto se olvidaron de mis primeros paisanos



La mañana del Jueves Santo del año 2006 la pasé visitando la excavación arqueológica del polígono El Bañuelo, en Fuenlabrada, cuyas ruinas fueron descubiertas allá por el mes de agosto de 2005. Lo que allí encontré y, anteriormente, la información que sobre ello leí en los periódicos, me hicieron escribir un extenso post en el que hablaba de las construcciones tardorromanas y de la Edad de Bronce halladas en el levantamiento de un polígono industrial.

Hace poco menos de tres semanas y aprovechando un paseo por el campo con toda la familia, pedí a mi padre que volviéramos a visitar las ruinas, para comprobar el estado en el que éstas se encontraban. Hice oídos sordos de las advertencias que me hacía sobre la mala situación en la que se encontraban, ya que quería verlo con mis propios ojos.
Cuando llegué, varias palabras comenzaron a pasarse por mi cabeza al comprobar el abandono de la excavación arqueológica: rabia, indignación y pena. ¿Tanto? Pues sí, tanto. En vez de los pilares de las construcciones tardorromanas, esta vez me encontré, entre otras muchas más cosas, con un coche desguazado, escombros para dar y repartir, una considerable cantidad de películas porno amontonadas y hierba y barro por todas partes. Esto último puede parecer lógico si tenemos en cuenta las lluvias caídas este invierno, pero a mí particularmente me resulta intolerable ver convertidas en un auténtico vertedero las únicas ruinas arqueológicas halladas en mi municipio.

Por aquel entonces ya vaticinaba el futuro poco halagüeño que les esperaba a los restos hallados. Sin embargo, nunca pensé que esa extensión de terreno, propiedad de Papelera Holmen - Paper, pudiera convertirse en un auténtico estercolero. Uno de los dos cementerios visigodos hallados ha desaparecido por completo, y muchas de las construcciones sacadas a la luz hace ahora un año han sido completamente borradas del mapa.
Me resulta increíble que nadie se dedique a proteger el patrimonio histórico de mi ciudad, aunque las piezas de mayor valor ya hayan sido trasladadas a lugar más seguro. Mi pasión por la Historia y mis ideas un tanto radicales sobre ciertos asuntos me llevan a denominar este caso como "auténtica vergüenza". Lo siento, pero me han tocado la fibra sensible. Creo que todos tenemos derecho a conocer cuál fue nuestro pasado. Hacer ladrillos debe de ser algo mucho más interesante que desenterrarlos.

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