viernes, mayo 18, 2007

Solera



Todos mienten. Siempre lo han hecho, desde que el mundo es mundo. Quizá Marx, en este caso, diría de nuevo aquello de que siempre han existido dos clases: la de los proletarios y la de aquellos que ostentan el mando, que siempre hubo somentimiento de unos por otros. Yo digo que todos mienten. No obstante, que la mentira trae el poder es un hecho... O quizá no.

Ellos no lo hacen y son poderosos, sólo que de otra forma. Lo son porque la palabra VERDAD está escrita en la etiqueta de sus chaquetas, en la del sombrero y la gorra que porta cada uno, en la vitola del veguero que fuma Morante y hasta en la marca del fino y del oloroso que se pidieron para hablar de toros con calma, sin prisa, junto a Álvaro Acevedo.

Jugando al "Si fuera", no cabe duda de que de convertirse en ciudad, serían las calles de cualquier barrio pobre europeo. Rafael se quedaría habitando en los patios de vecinos de su Jerez natal. A Morante (o lo que para mí es su esencia) se le podría encontrar sin ninguna dificultad en la ropa tendida al sol en los balcones del Barredo portuense, o bien en el olor a siglos de San Bartolomé, en Sevilla, quizá también en los muros altos y sobrios que conducen hasta el convento de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, allá donde el tiempo se paró a echarse la siesta sin lograr volver a despertarse.

De ser canciones, apuesto el gaznate a que la música callada de su toreo no sólo suena a bulerías, a soléas, o a alegrías, sino que también los vuelos rosas y violetas del capote da Paula, rosas y gualdos los de Morante, serían capaces de mezclarse, creando armonía, con un buen fado portugués, o con las letras sinceras de un tango argentino.

"Paula y Morante, tertulia con solera", tituló Acevedo en 6toros6, y es que todo lo dicho se puede resumir en esa palabra: Solera. Morante y Paula pertenecen al pueblo tanto como destacan sobre él. Morante y Paula encierran en las palmas de sus manos el alma destilada de siglos de toreo. En sus cabezas, y en sus formas, hay años de alquimia popular. Ellos no mienten, nosotros sí lo hacemos, aunque nunca lleguemos a mandar. Porque nosotros no somos verdad, porque somos cualquier cosa menos eso.
IMAGEN: Arjona vía Pétalos de acero

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Jolín. Sin palabras. Sólo puedo decirte: ¡Ole, ole y ole!

24/5/07 20:37  

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