Yo, San Miguel y Sevilla
Pues sí, señores, ya pasó, ya pasó. Tantos días esperando y todo vuela a la velocidad de la luz. Ni siquiera da tiempo a pedir un deseo antes de que el cometa desaparezca, aunque la estela perdura y la vemos cuando cerramos los ojos, o cuando los abrimos a la hora en la que suena el despertador y las obligaciones diarias recorren la pantalla de la mente de forma atropellada.
Debería dedicar un post a cada día y buscar la definición perfecta para referirme, uno a uno, a los gestos, los nervios, el miedo. Las sensaciones, los sabores, los olores, las miradas. El color, la luz, las palabras. La responsabilidad, la debilidad, los besos. Tan sólo puedo decir que, si la suerte sigue estando de mi parte, el de San Miguel debe calificarse como fin de semana premonitorio.
Cumplí con mi obligación. Algunos opinan que salí airosa. En cambio, en mi cabeza no hace más que resonar la palabra "mediocre", que se dedica a señalarme con el dedo y a sacarme los colores. No se le pueden pedir peras al olmo, y más cuando al olmo aún le tienen que crecer muchas ramas. Sin embargo, tengo que confesar que me ha picado el gusanillo y que la experiencia no pudo ser más gratificante. Además, conocí a Antonio Ramos "Gaoneras", compañero periodista de desdelcallejon.com. Agradable e interesante compañía sevillana con la que intercambiar pareceres parecidos, al cual devuelvo el saludo e invito a atravesar Despeñaperros allá por el mes de mayo.
Pero todo ha sido mucho más que eso... Javier Ruibal ha puesto música a estos cuatro días con nombre propio y domicilios varios. Sevilla continúa siendo Sevilla, cada vez más unida a mi historia y mis recuerdos. Yo sigo siendo cada vez más yo. No pararé hasta descubrirla a ella y a mí misma por completo y a la vez. ¿Declaración de intenciones? El guante ya está arrojado.
Debería dedicar un post a cada día y buscar la definición perfecta para referirme, uno a uno, a los gestos, los nervios, el miedo. Las sensaciones, los sabores, los olores, las miradas. El color, la luz, las palabras. La responsabilidad, la debilidad, los besos. Tan sólo puedo decir que, si la suerte sigue estando de mi parte, el de San Miguel debe calificarse como fin de semana premonitorio.
Cumplí con mi obligación. Algunos opinan que salí airosa. En cambio, en mi cabeza no hace más que resonar la palabra "mediocre", que se dedica a señalarme con el dedo y a sacarme los colores. No se le pueden pedir peras al olmo, y más cuando al olmo aún le tienen que crecer muchas ramas. Sin embargo, tengo que confesar que me ha picado el gusanillo y que la experiencia no pudo ser más gratificante. Además, conocí a Antonio Ramos "Gaoneras", compañero periodista de desdelcallejon.com. Agradable e interesante compañía sevillana con la que intercambiar pareceres parecidos, al cual devuelvo el saludo e invito a atravesar Despeñaperros allá por el mes de mayo.
Pero todo ha sido mucho más que eso... Javier Ruibal ha puesto música a estos cuatro días con nombre propio y domicilios varios. Sevilla continúa siendo Sevilla, cada vez más unida a mi historia y mis recuerdos. Yo sigo siendo cada vez más yo. No pararé hasta descubrirla a ella y a mí misma por completo y a la vez. ¿Declaración de intenciones? El guante ya está arrojado.
De momento, os dejo en la impagable compañía del cantautor portuense:
Etiquetas: Al descubierto, Ocnos, Una mirada tuya bastará para sanarme, Va por ustedes