martes, julio 18, 2006

Una palabra tuya bastará para sanarme

... un mañana que llega dieciocho días después.
Me pides que selle mi boca, más bien mis manos, y lo único que quiero es gritarlo a los cuatro vientos. Tarde o temprano lo haré. No queda más remedio. Hay experiencias que deben servir de juguete para las musas, ya sabes, esas que desaparecen cuando a Alea se le antoja hacerte una visita. Sin embargo, ese no es ahora el caso. Ella está conmigo y las ninfas van y vienen, con movimientos marinos. Hoy las corrientes de agua salada las han llevado lejos de mí. Varias razones me piden reposo. Esta noche mi imaginación sólo trabaja al treinta por ciento y la censura es fuerte.
Señor, no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"que no quiero esperar para el resto de días que nos quedan y que me duele, me duele, y me duele.

Que me duele tener obligar a callarme si me preguntan , cuando en realidad me apetece GRITARLO. Y que se entere todo el mundo, al cuál, por cierto, tampoco le importa nada."

Lo escribi hace mucho,y me has recordado esa fase un monton


Tuve que aceptar actuar como apóstoles del miedo y negar con palabras lo que era evidente con su boca.
Muchos besos.

20/7/06 17:31  

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